[De la serie Versos Prostituídos]
polvos en el aire
de colores,
brillantes,
chillantes
abrazándome la piel
bajando al cuello
subiendo a la frente
sobre los ojos
alrededor de los dientes
en las pestañas
en los pómulos
polvos que disimulan
la tristeza
la carcajada
la bofetada
que emulan la belleza
de la amada
la abrazada
la besada
con ansia
con amor
con deseo
con deseo sublime
incorpóreo
delicado
un deseo
por mis pechos
jamás provocado
polvos perversos
mentirosos
desechables
polvos hermosos
fantasiosos
timadores
aplastantes
paseando por mis ojos
por mis labios
por mi carne
cobrando un precio
por morderme
lamerme
estrujarme
por dejarme una marca
visible
dolorosa
imborrable
no solo en esta cara
profanada
olvidable
también en la cara
que duerme en la mañana
sin polvos
Imagen: Geisha with mirror / Fabián Pérez
No verás a las niñas llorar
a raíz de tu partida,
ni mis manos temblar,
ni mi semblante atormentarse.
Escondido bajo mi pecho
el corazón se me estará muriendo,
pero no suplicará mi boca
por que mis labios
te estarán sonriendo.
No verás a las niñas
rogarte que vuelvas
aunque se me convulsione
el alma aquí adentro,
en cambio,
prometiendo no extrañarte
esta tarde te estaré despidiendo.
Las niñas detrás de mis ojos
llorarán mi amargura
abrazándome al alma
pero no las verás,
porque mi rostro contento,
te estará deseando suerte
a donde sea que vallas.
Que alcances tus sueños
cruzando el mar,
allá donde siempre has querido,
no verás a las niñas llorar
porque lo harán hasta que te hallas ido.
Imagen: Lettizia a la siesta / Fabián Pérez
¿Y si el poema es un canto
exótico para el apareamiento?
Cuéntame un verso en la cama
para dormir despierta con la ventana abierta
y mi pecho hilvanado a tus manos
rózame la piel con las A de tus versos
hazme cosquillas muérdeme el cuello
cuéntame un verso en la cama
en una tarde lluviosa
en la cocina en la banqueta
en la sala en el patio trasero
cuelga en un gancho tu necia mesura
cámbiate el nombre quítate el credo
desnuda el relleno de mi vestidura
que escriba tu lengua en mi espalda
tus versos
háblame al oído aprieta mi cintura
huele mi perfume tócame sin miedo
cuéntame cien versos hasta la locura
para hacerte saber
cuánto te quiero
Imagen: Princess diaries III / Fabián Pérez
Un montón de cosas que decir
y nada que decir
hay al verte
no importa la tristeza,
el enojo,
el cansancio…
no importa nada
la ciudad se desvanece
si me toma entre sus brazos tu mirada.
Acaso me hechizaron esos ojos
aquella tarde entre las voces de la gente
y los labios, y el cuerpo
acalorados
te acogieron
para siempre
en mi mente
Acaso te embruje
con la poción invisible de mis lunas llenas
o acaso te clavé
bajo las cejas
la silueta incandescente
de las caderas
Si fue un deseo cumplido
lo ignoramos,
ignoramos si fue un juego de las hadas
ya no importa
si más allá de tus pestañas
me dibujas con los dedos
en las sábanas