No verás a las niñas llorar
a raíz de tu partida,
ni mis manos temblar,
ni mi semblante atormentarse.
Escondido bajo mi pecho
el corazón se me estará muriendo,
pero no suplicará mi boca
por que mis labios
te estarán sonriendo.
No verás a las niñas
rogarte que vuelvas
aunque se me convulsione
el alma aquí adentro,
en cambio,
prometiendo no extrañarte
esta tarde te estaré despidiendo.
Las niñas detrás de mis ojos
llorarán mi amargura
abrazándome al alma
pero no las verás,
porque mi rostro contento,
te estará deseando suerte
a donde sea que vallas.
Que alcances tus sueños
cruzando el mar,
allá donde siempre has querido,
no verás a las niñas llorar
porque lo harán hasta que te hallas ido.
Imagen: Lettizia a la siesta / Fabián Pérez
0 comentarios:
Publicar un comentario